JORGE YAZPIK

EN GROSVENOR GARDENS, WESTMINSTER

Sombra y luz hacen aparente la dureza milenaria. Toda inquietud en ella no podría estar atribuida al secreto de su interioridad espacial, o algún otro aspecto diferenciado; mejor aún, una resistencia entre la rugosidad de la roca misma y la precisión de los cortes geométricos bajo la mano del escultor, se vuelve movimiento. Movimiento que trasciende la cadencia de los cortes o la sensualidad de la rugosidad, y que demuestra viva a la escultura, es decir, estática, con un comportamiento revelador. Como un ser que contesta a la mirada, su inquietud es un no terminar de aparecer, de colocarse. Aquí, luz y sombra provocan cierta sensualidad que nace del desprendimiento, es decir, de la forma sugerida a partir del contraluz. La roca se "desprende" hacia la forma sugerida: liviandad que la libera, en potencia.

 

La escultura que se exhibirá en Londres es una pieza tallada en piedra volcánica que invita a mirar los orígenes y la esencia de lo que nos constituye como seres humanos. La escultura mide 1.80 x 1.40 x 0.70 metros y tiene un peso de tres toneladas.

“Mis esculturas son un objeto que no hay que sacralizar”.

Jorge Yazpik